AMAR EL MAR
Un homenaje a Francisco Coloane
Quizás lo conocen por su libro de lectura obligatoria escolar El Último Grumete de la Baquedano, una novela donde el mar no es solo paisaje sino un personaje con giros y comportamientos inesperados, agradable y furioso como la misma zona austral chilena que tanto amó representar este escritor chileno. Coloane escribe novelas desde estos paisajes extremos, pero también genera archivos valiosos para las generaciones futuras: el habla, temple y costumbres de ciudadanos australes anónimos queda registrado para hacer de un grumete escondido un héroe y de un pescador una vida de aventura que bordean lo legendario, coquetea con lo mágico y navega al mismo tiempo en una perfecta contradicción lo histórico y realista.
Su fijación por estos lugares no es casual, pues nació en Quemchi, Chiloé, en 1910 y su padre era un capitán de barcos balleneros y mercantes. Así, una vida entre la austeridad de paisajes amplios y donde el gris del cielo contrasta con el verde y la marea que sube y baja, forjó un imaginario literario único en su generación que lo llevó a recibir el Premio Nacional de Literatura en 1964, y en 1996 a recibir la orden Caballero de las Artes y Letras otorgado por el gobierno de Francia. Distinción que comparte con Borges y Mario Vargas Llosa.
Con 19 años, Coloane fue contratado como aprendiz de capataz en una estancia de Tierra del Fuego, lugar donde observó lo suficiente para crear historias en estos lugares. Su interés artístico eso sí viene desde su adolescencia donde publicaba cuentos y columnas en diarios locales. A los 28 años, se fue a vivir a Santiago, donde se dedicó al periodismo, a recapitular relatos propios y a dar rienda a los proyectos cinematográficos basado en sus célebres novelas.
El recorrido por rincones desconocidos pero tan exclusivos de la geografía chilena hacen inmortal a este escritor que murió el año 2002. Si cerramos los ojos luego de cada párrafo, podemos transportarnos por canales y fiordos y quizás sentir la brisa gélida acolchada por un chaleco de lana que aisla del frío como si se tratara de la soledad del fin del mundo; o palpar la humedad de la madera en la cubierta de algún barco anónimo que se debate entre la vida y la muerte en medio del océano, testigo único de la pequeñez del ser humano durante la tormenta.
Quedan invitadísimos a seguir descubriendo a este chileno de exportación y si no sabe por donde empezar, será sencillo encontrar sus libros de editorial ZigZag “Tierra del Fuego”, “Golfo de Penas” y “Cabo de Hornos”. Quizás más de un familiar o vecina lo tendrá en su estante, para pasar una cuarentena soñando despierto.