CALETA DE HISTORIAS
Porque no todos los días se está a menos de 100 metros de donde sale el alimento, su Gato de siempre sabe que visitar una caleta es un panorama especial, el cruce perfecto entre gastronomía local e identidad costera. Un manjar al paladar servido en sencillos pocillos de greda, siempre acompañado de un pebre y limón cortado en medialunas con el sonido del oleaje de fondo, porque aquí lo que importa es la experiencia, una que lo transporta al oficio del pescador, a la fuerza del mar, al sol que le hace la competencia a la brisa marina.
Y aunque debemos esperar para volver a visitar la costa, aquí le dejamos los mejores datos de nuestras caletas.
1) Caleta Camarones
Mar y desierto, el café de la infértil tierra y el azul profundo de la abundancia marítima, es el paisaje en contradicción que encontramos en la comuna de Camarones, a tan solo dos horas de Arica, en el corazón del norte grande.
Caleta de Camarones, en la comuna del mismo nombre, está habitada por tan solo 40 familias y emplazada en medio del territorio arqueológico de la cultura Chinchorro, el primer pueblo originario en momificar artificialmente a sus difuntos, de modo que esta caleta está próxima a convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
Imagínese que con eso ya vale la pena visitar esta singular caleta, pero hay más, usted podrá acampar cerca de la zona de pesca, bucear, participar junto a los pescadores de la extracción de cholgas, corvina, locos, pulpo, jaiba, almejas, erizos e incluso ¡faelarlos y cocinarlos usted mismo!
2) Caleta Guanaqueros
Bajamos hasta el norte chico para encontrarnos en la región de Coquimbo con esta caleta que honra a sus ancestros los changos, un pueblo originario que se dedicaba a la pesca de forma artesanal. A tan solo una hora de La Serena, caleta Guanaqueros, codiciada por turistas nacionales y trasandinos lo regalonea con un catálogo gastronómico donde el jurel, el blanquillo, congrio, caballa, lenguado y sierra se roban la película. Si busca mariscos, los ostiones son el plato principal y si busca aventuras, entonces una embarcación lo llevará a recorrer la bahía y si tiene suerte podrá sacarle fotos al pingüino de Humboldt.
3) Caleta Papudo
En la zona central, justamente en la playa chica del popular balneario de Papudo, encontrará una caleta donde aparte de probar pescados y mariscos frescos, puede ir en lancha hasta una isla frente a la costa donde se observan lobos de mar, alcatraces y pingüinos de Humboldt, además de aventurarse haciendo kayak o buceo. Así que la siesta en Caleta Papudo queda para otro día.
4) Caleta Matanzas
Esta es la caleta más extrema de todas y no lo decimos por su ubicación, sino porque además de disfrutar la especialidad ceviche salmón-camarón y el ceviche de piure, esta caleta ubicada en la región de O’Higgins, a cinco kilómetros de Navidad, se destaca por la práctica de deportes acuáticos como el surf, windsurf y bodyboard, ya que rodeada de acantilados y bosques de pino, los vientos fuertes y olas colosales le dan la atmósfera necesaria para la adrenalina.
Es internacionalmente conocida por estas características, pero si a usted le da miedo meterse mar adentro, puede arrendar una bicicleta y conocer los pueblos aledaños como Pupuya. Y si queda muy cansado después de una jornada deportiva, sepa que las empanadas fritas locales están para llenar la guatita y el atardecer a cualquiera.
5) Caleta Tumbes
¿Se acuerda de la teleserie de TVN Santo Ladrón? Esa a la que le rezaban a un difunto que resulta que estaba vivo… bueno, aquí mismito se grabó. Esta caleta de la Octava Región, a tan solo 20 minutos del centro de Talcahuano, deleita con su postal de botes y barcos de llamativos colores con la Isla Quiriquina como telón y de fondo con sus empanadas de mariscos cocidas en hornos de barro. Actividad pesquera a toda hora, acá se vive la cotidianidad de una caleta y la sencillez de una localidad que lo espera con los brazos abierto.
6) Caleta El Huilque
Si en las caletas del norte chileno podemos acercarnos a las culturas precolombinas como los chinchorros, en caleta El Huilque de la Región de la Araucanía usted comadrita y compadrito curioso, puede aprovechar de conocer más sobre la cultura mapuche lafkenche sin dejar de lado, por supuesto, los productos del mar recién sacados y los tours naturales e históricos dirigidos por los pescadores de la zona.
7) Caleta Huiro
Más al sur, cercana a la bahía de Corral, en la región de Los Ríos, se encuentra esta caleta donde al igual que en El Huilque, es centro de tradiciones mapuche lafkenche. Los bosques que lo rodean sólo hacen más inolvidable el paseo donde podrá degustar de los locos apanados, el budín de sierra, la tortilla de luche y las albóndigas de cochayuyo.
8) Caleta Bahía Mansa
En la región de Los Lagos, en la zona protegida indígena Mapu Lahual a tan solo una hora de Osorno, nos encontramos con caleta Bahía Mansa. Rodeada de otras caletas como Pucatrihue, Cóndor, Maicolpué y Huellelhue acá la oferta gastronómica mapuche y costera se convierten en el cocaví para visitar las reservas de flora y fauna. Este es un viaje para excursionar, total la vida es corta comadrita y compadrito, en la noche descansa.
9) Caleta Tortel
Conocida por ser un pueblo de puentes, cerca de la desembocadura del río Baker en la zona austral, encontramos una de las caletas más lindas de Chile. Aquí no hay calles, autos ni cemento. Las pocas casas de madera colorida contrastan con los cerros frondosos de fondo y en esos estrechos puentes podrás saludar todo el día a quién se te cruce por el camino entre tan bajo número de habitante. Vaya con cámara fotográfica, haga espacio en la memoria del celular, porque Caleta Tortel es de esos paisajes que se vuelven a mirar una y otra vez.
10) Caleta Puerto Edén
Terminamos nuestra ruta y cómo no, en esta caleta remota y de difícil acceso, que solo puede realizarse por vía marítima si las condiciones climáticas lo permiten. Sin embargo, visitar la caleta Puerto Edén vale la pena. Su locación privilegiada, en medio del Parque Nacional Bernardo O’Higgins en la Isla Wellington, asegura paisajes increíbles entre montañas, canales, hielos milenarios y por supuesto, espacio para el rafting, kayak o trekking y montañismo para los más terrestres. Hasta acá llegó la cultura Kawéskar y hasta acá le contamos nosotros.
Y si nos deja darle el último datito, no sólo en restaurantes establecidos podrá disfrutar de las artes culinarias de la zona, sino que puede pedirla “para llevar” y así ir degustando mientras pasea por sus alrededores.
Comadritas y compadritos curiosos, saquen su mapa, tire un dardo y deje que el azar elija su próxima caleta. ¡Porque en un país tan largo como el nuestro, de caleta tenemos caleta!