COCINA COMPARTIDA
En este mes que celebramos la cultura latina, pase a conocer qué buenos platos e ingredientes compartimos con nuestros vecinos latinoamericanos.
La cocina latinoamericana es conocida por la diversidad de recetas de masas de harina de trigo o maíz y las carnes de res o pescado. Encuentra carácter en el ají y la intensidad del ajo y cebolla que resaltan las preparaciones y navega hasta la suavidad de los tubérculos hervidos o fritos, acompañados de legumbres de las más variadas especies.
Una mixtura de colores, sabores y texturas que combinan las comidas ancestrales con la influencia colonizadora en el continente.
Pero tenemos cuatro grandes coincidencias culinarias con nuestros vecinos más cercanos, lo que nos hace sentir en casa cada vez que viajamos:
1) Las empanadas: Sabemos que estas masas rellenas de pino, mariscos o queso son nuestro plato típico. Ya sea al horno o fritas, con rellenos cada vez más creativos, son un sello de comida campestre o herencia familiar. Sin embargo, compartimos este gusto principalmente con Argentina, donde en su zona central también abunda, sobretodo con el pino de carne de res. En otros países hermanos, hacia el norte de sudamérica, la masa es de harina de maíz y en centroamérica incluso lo rellenan con frutas, para salir de la conocida empanada salada.
2) Ceviche: Somos un país larguísimo que limita de norte a sur con la costa, así que no es de extrañar que probemos los más variados estilos culinarios para disfrutar los productos marinos. El ceviche es un plato obligado en esos paseos al litoral. Pescado crudo picado en pequeños cuadros, con abundante jugo de limón, cebolla pluma, ají y sal. Usado como entrada o como acompañamiento, resulta ser también una receta abundante en Ecuador, México y por supuesto Perú, quienes acompañan la receta con camote, maíz y choclo, bañado en leche de tigre. Y no solo de pescado vive el ceviche, en nuestro continente abunda el de camarón, cangrejo, langosta y pollo.
3) El Asado: Símbolo de reuniones familiares, comida social de festejos, rodeada de ensaladas, conversaciones y eternas tardes alrededor de la parrilla, la palabra asado se hace potente desde la zona central del país hasta la patagonia y se fusiona con el gaucho trasandino. Las más variadas especies de carnes como cordero, vacuno, pollo y embutidos, se asan lentamente, porque un asado es ante todo una instancia más que un plato, una forma de organización alrededor de la comida, y ese gusto por la abundancia en compañía es un sentimiento tanto argentino como chileno.
4) Masa Frita: Si algo caracteriza los días de lluvia en Uruguay, Argentina y Chile, es el ritual de la masa frita para acompañar las precipitaciones y el frío. Puede llamarse sopaipilla o torta frita, hacerse con o sin zapallo, cuadrada o redonda, pero el fin es el mismo: una masa de harina de trigo que sube menos que un pan y se fríe para luego ser la merienda junto al té o mate entre mayo y agosto. La masa frita es calor de hogar en invierno que tiene su origen en la época de la colonia y que nunca jamás pasará de moda.