¿DÓNDE NACIERON ESTAS TRADICIONES?
Desde ropa interior amarilla hasta fuegos de artificio. Le contamos el origen de las tradiciones y cábalas de año nuevo.
Si hay algo que caracteriza a la condición humana, es la capacidad de ritualizar, es decir, de buscar símbolos que auguren un mejor porvenir. Los hacemos todo el tiempo, desde un rezo espontáneo ante un problema hasta el canto del cumpleaños feliz a la luz de las velas para seguir pidiendo vida y dicha a quienes queremos. Año nuevo no es la excepción, de hecho es la fecha donde más nos enfocamos en aprovechar el comienzo de un nuevo calendario para a su vez comenzar de cero nosotros mismos. Incluso, si usted considera que son “solo tonteras”, le aseguro que en más de una ocasión ha hecho una pequeña cábala “por si acaso”. Pues ante la posibilidad de un nuevo comienzo, qué mejor que hacerle escudo al azar con un pequeño gesto de petición para que todo salga como lo deseamos.
Acá les contamos el origen de alguna de las cábalas y tradiciones más populares para realizar a las 0 horas del 1 de enero:
1) Uvas: Antes del abrazo de año nuevo, se dice que hay que comer 12 granos de uvas, pidiendo un deseo por cada mes del año. Esta tradición viene de España y su origen estaría en el año 1909, luego que un grupo de trabajadores vitivinícolas presentara un excedente de este fruto al tener una buena cosecha y para no desperdiciarlos, optaron por venderlos como “uvas de la suerte”. Con el pasar de los años, se popularizó tanto esta práctica que llegó a nuestro continente.
2) ¡A sacar del cajón los calzones amarillos comadrita, para que la última medianoche del año la pille con el color de la abundancia! Si bien no está claro el origen de esta cábala, desde tiempos remotos el color amarillo se utiliza como símbolo de eternidad y energía vital, e incluso en algunas culturas se asocia con el color oro, atrayendo la riqueza y con la madurez del otoño que atrae sabiduría para tomar decisiones. Así que el amarillo trae solo buen augurio. Por otro lado, en países europeos se estila usar ropa interior roja para atraer la pasión e intensidad, no sólo amorosa sino vital. Así que revise bien qué colores tiene en casa y que se conviertan en imán de deseos.
3) Lentejas: La tradición de comer lentejas no es tan exacta, se dice que hay que consumir una cucharada antes de la medianoche, otros dicen que son doce lentejas, incluso hay gente que se mete un puñado crudo al bolsillo o en su billetera. Lo cierto es que esta exquisita y poco bohemia legumbre trasnocha para acompañarnos durante la fiesta de año nuevo. Su origen está en Italia, donde todas las legumbres en general son símbolo de prosperidad y dinero, debido a la contundencia alimenticia que genera tan solo un kilo de ellas. Mire, ante la duda, no le hará mal un poquito de hierro y proteínas a las doce de la noche, así que mejor ponga a remojar el 30 de diciembre una taza de lentejas a ver si el próximo año se viene mejor que este inaudito 2020.
4) Fuegos artificiales: La pirotecnia viene acompañando las tradiciones humanas desde antes del cristianismo. Los chinos de la antigüedad encendían tradicionalmente una especie de fuegos artificiales para ahuyentar al monstruo Nian, medio dragón, medio león, que, según la leyenda, atacaba a los aldeanos y a veces devoraba niños. Por otro lado, los egipcios utilizaron la pirotecnia en la guerra, pero fueron los griegos y romanos quienes comenzaron a usar los fuegos artificiales como espectáculo para celebrar las batallas ganadas. Los árabes retomaron esta costumbre y ya durante el siglo VII los alquimistas de Arabia eran conocedores de las sales oxidantes del potasio y manejaban con cierta habilidad los cohetes.
Mil años más tarde, en el siglo XVII, los pirotécnicos occidentales organizaban para la realeza espectáculos de fuegos artificiales en los que se podía contemplar incluso la silueta o contorno de figuras populares del momento, o reproducir edificios y paisajes.
Y finalmente la pirotecnia moderna data del primer cuarto del siglo XIX con la introducción del clorato de potasio por el químico francés C. L. Berthollet, quién logró embellecer con colores la pirotecnia, resultando muy parecido a lo que conocemos hoy en día.