ENRIQUE MALUENDA Y SU FESTIVAL DE LA 1

Repasamos la importancia de este programa y el legado de Don Enrique

El mes pasado tuvimos una gran pérdida, comadrita. Uno de los rostros más queridos de la televisión chilena, prócer de las comunicaciones y referente de la animación: don Enrique Maluenda. Aprovechamos esta ocasión para recordarlo a él y a su icónico programa: El Festival de la Una.

Su carrera comenzó el año 1955 en Radio Prat. Pasarían solo 7 años para que se hiciera de un nombre y llegara a trabajar al programa “De fiesta con los flamingos” de Canal 13. También probó suerte (y con éxito) en el extranjero, destacándose principalmente en Perú y Puerto Rico.

Pero en 1979 empezaría la leyenda en nuestras tierras, cuando hizo su arribo a TVN con su tan recordado “Festival de la Una”.

Siempre impecable, con una parsimonia inigualable, don Enrique acompañó en el horario de almuerzo a todos los hogares de nuestro país. El público fiel del programa eran, sobretodo, hogares populares. No por nada al animador del espacio se le conoció como el “Rey de las abuelitas”.

El éxito del programa respondía a las entretenidas secciones. ¿Quién no se acuerda de “afírmeses ud. compadre” o “yo soy…” o “su sueño por un día”. Igual de entrañables fueron sus segmentos humorísticos a cargo de Mino Valdés y su “alegre compañía”. 

Hasta 1988 se alargó el reinado de don Enrique en las televisiones de Chile, acompañando los almuerzos de cada día y entregando imágenes imborrables, como la del animador probando la salsa de tomate que auspiciaba el programa, directamente desde el tarro con una cuchara. Dígame si no le despierta la nostalgia compadrito cuando le nombro otras marcas de antaño como las ollas Marmicoc, los Calefont Splendid o la Chancaca Deliciosa que el rey de las abuelitas les regalaba a su público.

Y cómo olvidar ese mítico momento televisivo (del que hoy nos podemos reír) cuando el Mago Oli, intentó un truco de escapismo que resultó mal, quedando atrapado en una cápsula de aluminio llena de agua, ante lo cual uno de sus asistentes tuvo que aplicar medidas de emergencias con un hacha para liberar al mago que salió aturdido, pero ileso.

Grandes momentos de un programa que nos acompañó a través de su irreemplazable animador y que este año nos dejó a sus 88 primaveras. Una figura que no solo era amable frente a las cámaras, sino que su equipo lo reconoce hasta el día de hoy como alguien que cohesionaba a sus equipos y entregaba una energía única.

Desde aquí le queremos mandar nuestro reconocimiento, nuestros agradecimientos y nuestra más profunda admiración a don Enrique Maluenda.