LA HISTORIA DE LA VIÑA SAN PEDRO
Vicente, Bonifacio y José Gregorio, los hermanos Correa Albano en aquel 1865, hace casi 150 años decidieron aventurarse y comenzar un viñedo en Molina, una localidad del valle de Curicó, en la zona central de Chile. Y como suele ocurrir algunas veces, cuando la cosas se hacen con pasión, lo que comenzó como un proyecto familiar se fue convirtiendo paulatinamente en una de las viñas más importantes del país.
Inmersa en un paisaje de lomas contenidas y suelos sobre toba volcánica, con un clima mediterráneo ideal para el cultivo de la vid, la viña San Pedro creció como un adolescente que se hace robusto y sabio llegando a tener actualmente 1200 hectáreas en esa zona.
Pero trascendió la Viña y con ello sus tierras y San Pedro cuenta actualmente con más de 1.500 hectáreas plantadas en el Valle Central y en otros de los principales valles vitícolas de Chile, tales como el Elqui, Casablanca, San Antonio, Maipo, Cachapoal, Maule y Biobío.
Esta apertura la han convertido en una de las viñas más importantes del país con vinos ganadores en diversas categorías, pues los enólogos de San Pedro son los receptores de una herencia de casi un siglo y medio de vitivinicultura, que lejos de determinar su quehacer, es sólo el comienzo de su búsqueda. En su bodega de barricas se almacenan hasta 12 mil barricas de roble, en las que se envejecen sus vinos reserva, y en la antigua cava subterránea construida en los inicios de la viña con la antigua técnica de cal y canto, se guarda el vino Premium Cabo de Hornos, el vino ícono inventado en San Pedro.
Y nuestro Gato no se queda atrás, porque hijo de la Viña San Pedro es, y no es que quiera cachiporrearme pero es uno de los vinos chilenos más vendidos en todo el mundo, liderando en los más de 15 mercados en los que usted lo puede encontrar. Creado en la década del ’60, fue el primer vino con marca de clase de San Pedro, siendo una novedad pues comenzaba la era del vino embotellado.
Si usted viaja por el mundo y extraña este pedazo de tierra, un olor, un color, un recuerdo, tenga por seguro que algún vino de la Viña San Pedro lo acompañará para celebrar Chile o pasar las penas ¡Ayayai!