Recordando a don Julio
Un día de enero hace 13 años nos dejó Don Julio Martinez, pero su legado será eterno.
Para algunos es el periodista deportivo más importante de nuestro país. Para todos, fue sin duda un hombre carismático que murió soñando con ver a la selección chilena campeona de algún título internacional. Es Julito Martínez, ese caballero clásico que para el mundial del ‘62 exclamó el mítico “¡Justicia divina!” ante un golazo de Leonel Sánchez frente a la Unión Soviética y que por décadas nos acompañó con sus columnas escritas o sus apariciones televisivas en el noticiario.
Su comienzo en las comunicaciones fue una coincidencia de esas que te cambian la vida. Resulta que en 1945, mientras el mundo se reinventaba tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, un joven Julio se encontraba en los estudios de Radio Arturo Prat en busca de un amigo pero de improviso fue designado para cubrir una emergencia ante la ausencia del locutor oficial del programa. Desde ahí su carrera no paró. Continuó en Radio Agricultura y Radio Minería, además de sus columnas para los diarios Las Últimas Noticias, La Hora y Revista Estadio, pero su reconocimiento nacional lo logró cuando en 1966 llegó a las dependencias de Canal 13, donde además de sus comentarios en el noticiario participó como panelista en múltiples programas.
Como hijo del rigor, se le concedió el título en forma Honoris Causa por su larga trayectoria en el periodismo deportivo y en 1970 recibió el Premio Nacional del Periodismo Deportivo. Sin embargo, uno de los momentos que más recordarán los chilenos de este legendario comentarista fue su arenga en la transmisión de la primera Teletón del país, en 1978 cuando nos regaló estas palabras: ¿Saben ustedes qué es lo que hay en cada niño que sonríe? Un canto a la vida, un canto a la dicha, y un canto al amor. Muchas gracias.»
Su vida llena de premios y el reconocimiento del público llegó a su cúlmine el 5 de mayo de 2007 cuando fue su última aparición en el noticiero de Canal 13, Teletrece, debido a problemas de salud.
Al año siguiente y con 84 años de edad, nuestro querido Julio Martínez muere a causa de un paro cardiorespiratorio producto de un cáncer que arrastró por años en silencio. El hombre clásico, de conducta intachable y de habla solemne, fue despedido en su velorio por cerca de 4000 personas. Su féretro recorrió parte emblemática de la capital siendo escoltado por figuras de la TV y políticas, fans e hinchas de la Unión Española, el equipo de sus amores.
Ya no lo vemos en la TV, pero sigue en nuestra identidad, por eso en Gato recordamos a un grande, a un típico chileno…