Los Moais
Iorana Pejecoe.
Los habitantes de Rapa Nui construyeron centros ceremoniales con plataformas de piedra, conocidos como Ahu. Cada tribu tenía su Ahu e instalaba sobre él los moais, siempre de espaldas al mar y mirando sobre la aldea, ya que los colosos de piedra representaban a los ancestros venerables, que velaban por sus habitantes.
Se estima que los habitantes de Rapa Nui construyeron más de mil moais y que por la intensiva dedicación a esta actividad, se descuidó la agricultura, lo que sumió a la isla en una crisis por la escasez de alimentos, que desencadenó guerras tribales.
De los mil moais, sólo quedan 638 registrados, dispersos en distintos lugares.
En el sector de Hanga Roa está el Ahu Tahai, que es un complejo ceremonial compuesto en realidad por tres Ahus –Ahu Vai Uri, Ahu Tahai y Ahu Ko Te Riku– y un total de siete moais, uno de los cuales tiene ojos de coral blanco.
El mayor Ahu es Tongariki, cerca del volcán Ranu Raraku, con cerca de 200 metros de largo y 15 moais, todos con rasgos diferentes. En 1960, el Ahu fue devastado por un maremoto, que esparció los moais varios cientos de metros. La restauración se llevó a cabo recién en los años ’90 con apoyo de Japón. Este, es sin duda el mayor altar ceremonial de la Polinesia.
Los únicos moais que miran al mar están en el Ahu Akivi, en el sector este de la isla. Se trata de siete estatuas que, según la leyenda, representan a los siete navegantes que el Rey Hotu Matu’a habría enviado a explorar siguiendo el sol naciente, para buscar tierras donde llevar a su pueblo. Ello luego que a un sacerdote vidente se le hubiese revelado en sueños que Hiva, la tierra de Hotu Matu’a, sería devastada por catástrofes naturales.